El Buceo en la Historia

En esta pagina del blog encontrareis una pequeña historia del buceo a través de los siglos y podréis ver como ya las civilizaciones mas antiguas intentaron respirar debajo del agua, con técnicas y objetivos diferentes (cuales: la obtención de alimentos, la pesca de esponjas, corales, madreperlas, etc., como tactica bélica o para recuperar tesoros y objetos de gran valor.

Edad neoasiria, releve de Nimrud (883-859 a.C.)

La primera vez en la historia en la que nos encontramos con testimonios de la actividad del buceo es nada menos que en el primer milenio antes de Cristo, exactamente en un releve de la ciudad asiria de Nimrud.

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En este antiguo releve están representados tres soldados que nadan en un río. El hecho sorprendente es que dos de ellos están sumergidos a mas profundidad, respirando a través de los que parecen odres. El releve no solo nos testimonia el invento que este pueblo logro conseguir para poder respirar bajo el agua, sino también su eficacia y, probablemente, su uso difuso en las técnicas militares.

soldados asirios

soldados asirios

Obviamente la autonomía que esta técnica daba a los soldados bajo el agua era solamente de algunos minutos, pero su eficacia en circunstancias como esta esta testimoniada por el echo que el soldado que nada mas cerca de la superficie esta herido por las flechas de los enemigos, mientras que los dos que se encuentran sumergidos a una mayor profundidad siguen hacia adelante ilesos.

Herodoto, 460 a.C.

El historiador griego Herodoto, en un escrito nos habla de un famoso buzo griego llamado Scyllis y de su hija Cyana, empleados por el rey Xerxes para recuperar los tesoros en un buque persa hundido. Habiendo terminado su trabajo, Xerxes los retuvo, pero, durante una tormenta, el griego y la hija se lanzaron por la borda y buceando sembraron el desconcierto en la flota. Los dos fugitivos escaparon nadando hasta Artemisus, a nueve millas de distancia, mientras la flota se estrellaba contra los arrecifes.

Scyllis bajo el mar

Scyllis bajo el mar

Tucidides, 414 a.C.

El historiador Tucidides, en sus crónicas habla de la actividad de buceadores espartanos, que hacían llegar víveres a sus soldados bloqueados por los atenienses en la isla de Esfacteria.

buzos militares

buzos militares

En su relato sobre la toma de la ciudad de Siracusa, nos habla como los mismos atenienses emplearon buzos se encargaban de cortar y destruir las empalizadas puestas a defensa de las entradas del puerto.

Alejandro Magno, 332 a.C. Tiro, campaña di Colinfa

Está documentada tanto en fuentes antiguas, en la Anabasi del escritor Arriano, como en varios dibujos, la inmersión que llevo a cabo el gran estratega Alejandro Magno en una de sus campañas en el año 332 a.C. En la obra, de la cual os citamos un trozo aquí abajo, se habla de una campana de cristal en la cual Alejandro se introdujo para que fuera bajada hasta el fondo del mar. Se narra que el estratega pudo permanecer allí hasta siete horas, después de las cuales decidió volver a subir a superficie, y que vio cosas maravillosas que los demás humanos ni se imaginan.

Alejandro Mgno en la campana de cristal- British Library

Alejandro Mgno en la campana de cristal- British Library

Alejandro: (…) Aristóteles, ahora que se ha apaciguado la agitación de mi espíritu, deseo contarte cosas creibles para tí, que serían increibles para cualquier otro. Escucha… Cuando con la vanguardia del ejército alcancé el Hydaspe, en los confines del mundo conocido, apenas si empezaba a despuntar el día: el río arrastraba aguas vidriosas y por encima de él se elevaban brumas blanquecinas que se estancaban en la otra orilla en bancos opacos. Nuestros exploradores no distinquían nada detrás de aquella niebla. De pronto el sol lo barrió todo y vimos con la luz nueva los lejanos montes cubiertos de nieve, las plantas maravillosas, las flores admirables, los animales extraordinarios y los pájaros de colores brillantes de un mundo nuevo. Durante nuestra inmersión bajo el mar así fué. ¡El mar infecundo de Homero! ¡Palabras insensatas! Los hombres, Aristóteles, nunca han visto más que aguas agitadas por el viento, nunca han contemplado más que espumas centelleantes, nunca han estado sentados más que en la tapa del cofre. En cuanto apoyé la frente contra el vidrio transparente, vi, como bajo el sol que disipa las brumas de Hydaspe, un mundo fabuloso. Los cofres del mar desbordaban riquezas vivientes, más asombrosas que los mil tesoros de Susa y ofrecidas a mí envueltas en polvo de oro.
Mira esta tierra desolada y maléfica de Gedrosia. Desde que el mar la cubre todo es fertilidad, belleza, frondosidades vírgenes, exuberancia. Estáte seguro, Aristóteles, de que los hombres irán un día a conquistar sus riquezas y apoderarse de ellas. Por los campos de algas pasan manadas de peces a los que otros, enormes, siguen para devorarlos. El fondo del mar está cubierto de conchas, de animales que son acaso flores y de plantas que he visto transformarse en criaturas animadas, tendiendo sus garras y abriendo sus fauces. Bajo el mar ocurren cosas que mis ojos han visto sin que mi mente pueda comprender. Todo parece regido por la magia y los caprichos demenciales de dioses monstruosos, de demonios que surgieran delante mio, cubierto de corazas brillantes, armados de venablos, espadas y flechas y rodeados de animales repulsivos acerca de los cuales ninguna imagen podría darte idea. He visto serpientes de ocho cabezas, horribles hidras escamosas, perros-delfines y gigantescas lamias* de mandíbulas tan espantosas que me parecía oir como el mar gritaba y gemía ante ellos como cuando el maestro broncista sumerge en el agua el metal al rojo vivo… Una lamia que habría podido tragarse de un bocado al más fornido de mis guardias (…)

Polibio, 125 a.c. 

El escritor Polibio, habiendo asistido a la destrucción de Cartago y Numancia, relata la existencia de buceadores de combate, describiendo como fueron usados, en la toma de Cartagonava,  combatientes entrenados especialmente en la natación y el buceo.

Plinio, 77 a.C. 

Plinio nos cuenta, en su Historia Naturalis, la existencia de buzos militares. Es una de las primeras vecen en que se cita el uso de tubos para respirar, uno de cuyos extremos permanecía en superficie por medio de un flotador y el otro se colocaba en la boca.

Plutarco, siglo I d.C.

El biógrafo griego en una de sus obras nos cuenta un hecho peculiar de la vida de Marco Antonio y Cleopatra. Nos dice que de vez en cuando Antonio quiso participar a un concurso de pesca presidido por la misma Cleopatra, pero como no lograba que ningún pez picara en el anzuelo, envió a sus buzos para que engancharan allí muchos peces. Cleopatra se demostró entusiasta y sorprendida, pero al día siguiente dió orden a uno de sus buzos de anticipar a los buceadores de Marco Antonio para colocar en su anzuelo un pez seco salado.

ultima

buzos de Cleopatra y Marco Antonio

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